Ganadería

El “acuerdo” de la carne tendrá un alto precio

Por Ignacio Iriarte I Analista del Mercado de Carnes

El daño es enorme, desproporcionado, no guarda relación con el objetivo buscado. Pagarán un alto precio los frigoríficos grandes, especializados en la venta al exterior, los frigoríficos prestadores del servicio de faena y desposte para terceros, los matarifes-exportadores, los criadores (afectados por la caída del precio de la vaca), los invernadores de novillo no Hilton, los trabajadores de carne, que con las exportaciones reducidas a la mitad, o perderán el empleo estable o verán reducidos sus ingresos.

Da la impresión de que los negociaron con el Gobierno y firmaron este acuerdo (imposición) no eran conscientes del daño que causaría en toda la cadena de la carne. “Se hizo para evitar males mayores”, es la defensa esgrimida.

Perderá también el Estado, que resignará un ingreso de divisas por mil millones de dólares anuales, y perderá también recaudación por retenciones.

De cumplirse este “acuerdo” (habrá que ver la resistencia de los productores) se volcará al mercado interno todos los meses unas 30 mil toneladas adicionales de carne de vaca vieja y novillo, que no cubren las exigencias de los consumidores, pero que algún daño harán.

No sería extraño que en los próximos días se revise este acuerdo, cuando autoridades e integrantes de la cadena de la carne vayan tomando conciencia del estrago.

PRECIOS

El precio del novillito (entre 300 a 390 kilos) en el Mercado de Liniers, expresado en moneda constante (IPC), se ubica hoy apenas por debajo del valor más alto de los últimos 33 años. Su valor está 37 por ciento encima del promedio de los años 2005-2020.

En esta serie, el precio real actual casi iguala al que era hasta hace poco el máximo del período 2005-2020: unos 201 pesos por kilo vivo, a valores de hoy, logrado en marzo del 2011. Fue después del proceso de depredación de la ganadería argentina, que se cargó 10 millones de cabezas.

Nueve meses después de haber logrado dicho ese valor histórico en 2011, el precio real del novillito había caído un 19 por ciento. Se trata de precios excepcionales y difíciles de sostener en el tiempo.

Entre noviembre de 2020 y el mes pasado, momento en que el Gobierno “limita la exportación de vaca conserva a los efectos de hacer bajar el precio de los cortes de novillitos y vaquillonas al mostrador”, el precio de la hacienda liviana de consumo subió siete meses consecutivos por encima de la inflación. A moneda constante, los precios del novillito resultan hoy un 27 por ciento más altos que en noviembre del 2020.

Debe observarse que de los últimos 16 años, en 11 oportunidades el precio real del novillito bajó en julio en relación a junio, y en las cinco oportunidades restantes subió. El sostenimiento de los actuales precios reales de la hacienda liviana depende en gran medida de la oferta de los feedlots, que están este año de modo permanente con una ocupación del orden del 10 al 15 por ciento por debajo del año anterior.

Pese a que se registra una oferta abundante –a menores precios relativos– de pollo (48 kilos) y cerdo (17 kilos), el precio de la carne vacuna presenta una resistencia a la baja. A medida que la disponibilidad de carne vacuna disminuye, encuentra franjas de consumidores más resistentes a bajar la ingesta por debajo de los 45 kilos per capita.

Es muy probable, al menos en el corto plazo, que una eventual baja del precio de la hacienda liviana sea aprovechada por el comercio minorista para recomponer márgenes de utilidad, y que la baja no se traslade al mostrador.

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