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Faltan novillos de exportación y terneros y suben los precios. El consumo por ahora debe esperar

Argentina: La salida de terneros marca cifras récord en 2025

Por Nicolas Razzetti | Analista Del Mercado Ganadero

El mercado de la hacienda está mostrando un cambio de tendencia que pocos esperaban tan pronto. Faltan novillos, el rodeo no deja de achicarse y la oferta comienza a ser un problema serio justo cuando crece la demanda externa. 

Además las cuadrillas de rabinos ya están en el país para atender los embarques de carne kosher hacia Israel, comenzó un nuevo ciclo de la Cuota 481 para Europa, y también hay interés sostenido desde Estados Unidos. 

En ese contexto, los precios de la hacienda gorda volvieron a pegar un salto. 

En esta semana el valor promedio del novillo se ubica entre 6.500 y 6.700 pesos por kilo gancho, lo que representa una suba cercana al 5%. El faltante de animales pesados es el principal motor, pero también pesa la incertidumbre cambiaria: con temores de una devaluación después de las elecciones, muchos frigoríficos y operadores están tomando posiciones defensivas o buscando cobertura en la hacienda.

En la invernada la situación no es mejor. Faltan terneros, los campos de recría están con buena disponibilidad de pasto y quienes tienen capacidad forrajera están dispuestos a pagar. El precio promedio ronda los 4.500 a 4.600 pesos por kilo, con una diferencia de 100 a 200 pesos menos para las hembras. Los feedlots que no hacen recría son los más complicados, ya que deben convalidar valores altos de compra con costos de engorde que no dejan mucho margen.

Hoy producir un kilo en corral cuesta alrededor de 2.500 pesos en el caso del ternero y 3.000 pesos en el del novillo. Si bien todavía existe un margen operativo, la brecha entre el precio de compra y el de venta supera el 30%, lo que hace inviable el engorde directo sin una apuesta clara a una suba futura.

Esa suba podría llegar recién hacia fines de noviembre, cuando empiece a faltar hacienda para el consumo interno. Por ahora, el mercado doméstico sigue en pausa, esperando que el reacomodamiento de precios mayoristas llegue finalmente a los mostradores.

Datos que sirven para entender porque Estados Unidos necesita carne y la oportunidad que se abre para Argentina 

El mercado de la carne vacuna en Estados Unidos atraviesa un momento inédito. El país que históricamente fue un gigante ganadero hoy enfrenta una escasez de hacienda que no se veía en décadas. Con un rodeo que apenas suma 95 millones de cabezas, el más bajo en muchos años, el precio del novillo y de la carne no paran de subir, mientras el gobierno de Donald Trump intenta aplicar medidas intervencionistas para “cuidar a los consumidores” frente a una inflación que también golpea el mostrador.


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Al cierre de la semana pasada se conoció un paquete de medidas para ayudar a productores y consumidores, al estilo de los que intentó poner en marcha en su momento el ex secretario de Agricultura Guillermo Moreno.

Son medidas de dudoso resultado y si los dieran sería dentro de varios años, simplemente por la que biología así lo dispone.

En ese contexto, se abre una oportunidad para los exportadores argentinos. Dentro de la cuota que nuestro país tiene asignada para ese destino, los valores promedio de las exportaciones rondan los 8.200 dólares por tonelada, una cifra muy atractiva si se la compara con otros mercados. Los cortes enfriados, de mayor calidad, llegaron en septiembre a 13.200 dólares, mientras que los congelados se ubicaron en torno a 7.000 dólares por tonelada.

La cuota a Estados Unidos podría ampliarse hasta 80.000 toneladas, con un arancel del 10%, lo que pondría a ese destino en un nivel de relevancia similar al de Europa en términos de precios y márgenes para la industria frigorífica argentina.

La necesidad de los norteamericanos de asegurar el abastecimiento interno se explica por varios factores. En los últimos años se produjo una fuerte saca de vacas, consecuencia de sequías y del envejecimiento de muchos ganaderos que no tuvieron sucesores. Eso redujo el stock de vientres y afectó la capacidad de reposición. Ante la falta de vacas de carne, muchos establecimientos comenzaron a inseminar vacas lecheras Holando con semen Angus sexado de machos, con el objetivo de producir terneros más pesados y de mejor conformación carnicera, capaces de transformarse en novillos de 650 kilos.

Aun así, la oferta no alcanza para cubrir la demanda doméstica, y el mercado estadounidense se volvió más dependiente de las importaciones, especialmente de países con carne de calidad reconocida, como Australia, Nueva Zelanda y, en menor medida, la Argentina.

Para los exportadores locales, el desafío pasa por mantener la continuidad y la consistencia de la oferta, aprovechando los buenos precios pero sin perder de vista los condicionamientos del mercado norteamericano, que suele priorizar la previsibilidad y la calidad constante por sobre las grandes cantidades.

En una nota que publiqué en Bichos de Campo, el especialista Gustavo de Bernardi ya había explicado que este proceso de recomposición del rodeo estadounidense llevará tiempo, y mientras tanto, se abren ventanas comerciales que la Argentina podría aprovechar. La clave estará en combinar eficiencia industrial, sanidad y una política exportadora estable que permita sostener la presencia en un mercado exigente pero muy rentable.

Por Nicolas Razzetti | Analista Del Mercado Ganadero

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