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Se termina un 2025 que bailó al ritmo de las retenciones

Por: Julián Gualdoni | Lic. en Agronegocios. Operador comercial en Intagro S.A.

Cuando hablamos del mercado de granos en Argentina es imposible dejar de lado los derechos de exportación, uno de los factores más determinantes en la formación de precios. Si bien se trata de una variable históricamente en discusión, durante 2025 las retenciones tuvieron un rol especialmente protagónico, condicionando no solo los valores, sino también las decisiones comerciales de la producción argentina.

A lo largo del año, los cambios de alícuotas impactaron de manera dispar según el producto. Sin embargo, el mayor efecto se concentró, una vez más, en la soja y sus derivados, no solo por ser el sector que históricamente soporta las tasas más altas, sino también por haber atravesado las variaciones más marcadas, dando lugar a los movimientos de precios más significativos.

Desde el inicio de 2025 hasta hoy, este segmento atravesó los siguientes cambios de alícuota:

Aunque resulte llamativo, 2025 dejó un total de siete ventanas para el esquema de retenciones de la oleaginosa. Como era de esperar, este nivel de volatilidad generó un comportamiento inusual del mercado: el ritmo y el momento de la comercialización estuvieron fuertemente condicionados por la ventana vigente, más que por fundamentos tradicionales como los precios internacionales o las necesidades financieras.

De enero a diciembre, el recorrido del mercado

El año comenzó con el esquema que hasta entonces podía considerarse “habitual”: 33% para el poroto y 31% para los derivados. Sin embargo, en enero, a través de un anuncio del ministro de economía Luis Caputo, se comunicó una reducción transitoria de las alícuotas, que tendría vigencia hasta el 30 de junio. La baja fue de 7 puntos porcentuales para el poroto y de 6,5 puntos para los derivados, y desde el primer momento el Gobierno remarcó su carácter temporal. Para el resto de los productos el impacto fue mucho menor: maíz, trigo, cebada y sorgo tuvieron una reducción de 12% a 9,5% mientras que el girasol pasó de 7,5% a 5,5%.

Si bien el mercado especuló con una posible prórroga, tanto el ministro como el presidente aclararon en reiteradas oportunidades que, a partir de julio, se regresaría al esquema inicial. En ese contexto, y con la cosecha prácticamente finalizada, junio mostró un nivel de actividad excepcional. Las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior marcaron récords históricos para ese mes, mientras que la venta genuina de productores y acopios se reflejó en un elevado volumen de operaciones informadas en SIO Granos. Tal como había sido anunciado, el 30 de junio las alícuotas volvieron a sus niveles originales. En esta instancia, los productos que se vieron beneficiados fueron el trigo y la cebada, para los cuales se prorrogó de manera excepcional la reducción temporaria de las retenciones.

Julio encontró al mercado prácticamente paralizado en términos de volumen negociado. El foco estuvo puesto en la logística de soja, producto de todo lo cerrado el mes anterior, con un elevado nivel de crédito circulando en la calle. Las fábricas mantenían un alto ingreso de camiones soja, con una presión creciente de la oferta buscando ampliar cupos. En paralelo, se enfrentaban programas de embarque importantes de maíz durante julio y agosto que, llamativamente, no generaron cuellos de botella logísticos pese a que estábamos frente a una campaña de alrededor de 50 millones de toneladas. El productor, en plena cosecha de maíz, arrastraba compromisos significativos en soja y se había financiado principalmente con la oleaginosa.

A un mercado casi sin anotes, se le sumó la presión política del sector hacia el Gobierno, reclamando nuevamente algún gesto en materia de retenciones. Ese fue el clima con el que se transitó julio, hasta que, en el discurso del presidente Javier Milei en la Exposición Rural, se anunció la baja nuevamente al esquema que habíamos tenido hasta junio, pero que esta vez pasaría a tener carácter permanente. De esta manera, desde el 27 de julio se retornó a una cierta “normalidad”, con una reactivación gradual de los negocios.


Bajan Tasas y Suben Mercados en Diferido


Sin embargo, el mercado no recuperó un ritmo dinámico. En septiembre, el escenario político golpeó al oficialismo con la derrota en las elecciones provinciales de Buenos Aires y, el 21 de septiembre, llegó un anuncio con claro objetivo recaudatorio que sorprendió a todos los operadores: retenciones 0% hasta el 30 de octubre o hasta alcanzar USD 7.000 millones, lo que ocurriera primero. El mercado entró en ebullición y, en tan solo tres días hábiles, las Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior alcanzaron rápidamente el tope fijado por el Gobierno. 

Desde ese momento hasta la actualidad, los valores en el mercado reflejaron un sobreprecio respecto a la capacidad teórica de pago de la industria, en gran medida explicado por el efecto puntual de la ventana de retenciones cero.

Este esquema de ventanas y continuos cambios adelantó de manera significativa la comercialización de soja respecto de campañas anteriores. Si se comparan los niveles de precio tomado sobre producción al 16 de diciembre de cada año, los datos son claros:

SOJA  
Al 16/12Preciado s/ producciónDiferencia
24/2573,94% 
23/2461,14%-12,80%
22/2355,07%-18,87%
21/2269,75%-4,19%

La campaña 24/25 muestra una soja con precios tomados de manera anticipada, aprovechando cada ventana de retenciones vigente y dejando una comercialización acelerada. Un comportamiento distinto al del maíz, donde el impacto de retenciones fue menor y se sumó un mayor nivel de autoconsumo y demanda interna:

MAÍZ  
Al 16/12Preciado s/ producciónDiferencia
24/2555,51% 
23/2467,95%12,44%
22/2359,47%3,96%
21/2263,74%8,23%

Finalmente, la última novedad en materia de retenciones llegó hace apenas dos semanas, cuando el ministro volvió a anunciar una baja permanente de las alícuotas, reforzando el mensaje del Gobierno respecto a su intención de aliviar la presión fiscal sobre quienes producen.

Un camino todavía en construcción

De cara a lo que viene, el verdadero desafío no pasa solo por la reducción de las alícuotas, sino también por la estabilidad de las reglas de juego. Sin previsibilidad, cualquier esquema, por más bajo que sea, termina perdiendo efectividad. El Gobierno ha manifestado su intención de avanzar en la eliminación gradual de las retenciones, lo cual es una señal positiva. Será la consistencia en el tiempo la que determine el impacto de esa intención. Por ahora, se continúa operando con cautela. En un contexto donde la confianza aún se reconstruye, la previsibilidad será la herramienta principal para que el productor vuelva a tomar decisiones comerciales de largo plazo.

Por: Julián Gualdoni | Lic. en Agronegocios. Operador comercial en Intagro S.A.

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