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Alta deuda y devaluación a la vista 

Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación

El escenario internacional fue mutando de problemas que se tipificaban como transitorios y pasaron a permanentes, lo que complica las expectativas económicas futuras. 

China no puede resolver los problemas derivados del Covid, esto deja al país confinado, con cuarentenas muy largas y produce un corte de su cadena de suministros con el mundo. El daño colateral es una desaceleración de su economía que la hace enfrentar con una crisis inmobiliaria de magnitudes nunca vista. Esto implica que China, en los próximos años, no crecerá como en el pasado. 

La invasión de Rusia a Ucrania es un evento bélico que no estaba en el radar, pero que se transformó en un conflicto permanente. No hay acuerdo entre los países, y todo hace indicar que va para muy largo. El mundo desarrollado le puso sanciones económicas muy severas a Rusia, lo que llevó a que dicho país también imponga represalias. Las consecuencias son precios de combustibles y materias primas agrícolas al alza, y efectos comerciales sobre Europa. 

Europa tiene que soportar una suba de costos en la energía impensable, pero lo que es peor, era tan dependiente del gas ruso que hoy se complica la posibilidad de desarrollar en el corto plazo otro proveedor de gas. Esto va a generar problemas severos en la producción, con el consecuente impacto en los precios. La inflación alcanza a los dos dígitos en muchos países, y la desaceleración económica es manifiesta. Europa dejó de contar con los turistas chinos que, producto del covid, no pueden viajar al exterior, y es otra caída de ingresos para el viejo continente. 

Estados Unidos vive el impacto del corte de cadena de suministro con China, con lo cual la oferta de productos disminuye en su mercado, si a esto le sumamos la gran emisión de dólares que realizó para poder paliar los problemas de la pandemia, nos encontramos como resultado una fuerte suba de precios que llevan la inflación a niveles del 8,7% anual. La Reserva Federal de Estados Unidos no deja lugar a dudas y sube la tasa de corto plazo, todo lo que sea necesario para paliar el problema inflacionario. La tasa de corto plazo se ubica en el 3,25% anual, el 2 de noviembre la tasa subiría un 0,75% para llegar a 4,0% anual y, antes de fin de año, volvería a subir ubicándose en el 4,75% anual. La tasa es la peor enemiga de la renta variable. 

En este cuadro de situación el FMI dice que lo peor está por venir, tendríamos que ver cómo afecta este escenario a la Argentina. Nuestro país sufrirá como cualquier país del mundo un escenario recesivo global. La suba de tasas aleja inversiones, corta el financiamiento e invita a tomar medidas precautorias. 

Las recomendaciones de los organismos financieros internacionales es que los países emergentes logren rápidamente superávit fiscal, de modo tal de no depender del endeudamiento externo, dada las altas tasas de interés que asoman en el horizonte. Se sugiere que se trabaje activamente para que las reservas crezcan, de modo tal que el mundo emergente no ingrese en una competencia para devaluar sus monedas. 

Argentina vive una coyuntura muy especial, tiene déficit fiscal equivalente al 4,3% del PBI, y sus reservas son apenas el 7,9% del PBI. Argentina, para no vivir sobresaltos, debería tener superávit fiscal y reservas equivalentes al 20% del PBI. Estamos lejos de estos objetivos, los problemas están a la vuelta de la esquina. 

Nuestra deuda pública tiene dos componentes, la deuda de la Tesorería y la deuda del Banco Central, a saber: 

. – La deuda de la Tesorería suma U$S 379.831 millones que representa el 83,0% del PBI. De dicho total U$S 252.946 millones es deuda nominada en dólares. Mientras que U$S 126.885 millones es deuda nominada en pesos. De este total U$S 55.421 millones es deuda en pesos a tasa variable y U$S 71.464 millones es deuda en pesos ajustada por inflación y con un alto vencimiento en los próximos 24 meses.

. – La deuda de la Tesorería aumentó en U$S 59.305 millones desde que asumió el gobierno Alberto Fernández, durante todo el mandato de Mauricio Macri esta deuda había crecido en U$S 79.861 millones, no está lejos Alberto Fernández de superar a Mauricio Macri como endeudado serial. 

. – La deuda del Banco Central es alarmante, asciende a U$S 56.586 millones, representa el 12,4% del PBI, y durante el gobierno de Alberto Fernández creció en U$S 36.909 millones, durante el gobierno de Maurice Macri había descendido en U$S 7.749 millones. 

Si sumamos las deudas de la Tesorería y el Banco Central, nuestra deuda total suma U$S 436.417 millones, representa el 95,4% del PBI, y Alberto Fernández sumó U$S 96.214 millones desde que asumió al 30 de septiembre pasado. Mauricio Macri, en sus 4 años de gobierno, no dejó una deuda total de U$S 340.204 millones, y sumó deuda por un total de U$S 72.112 millones. En los dos últimos gobiernos sumamos deuda por U$S 168.326 millones, esto habla a las claras que nadie apostó por el superávit fiscal, todos gastaron más de lo que ingresó, se financiaron con deuda y aquí estamos, con más pobreza, inflación e inseguridad. 

El ministro Sergio Massa debe enfrentar una coyuntura muy difícil, necesita fortalecer las reservas, llamó por teléfono a China para pedir ampliación del swap, al FMI para lograr algún desembolso adicional, a Wall Street para colocar un préstamo repo y a Qatar para que le preste dinero algún fondo soberano, lamentablemente los teléfonos dieron siempre ocupado. Las reservas hoy siguen por debajo de los U$S 40.000 millones.

El mejor escenario para Sergio Massa es un año 2023 con un déficit primario del 2,9% del PBI y pago de intereses por 1,6% del PBI, a esto hay que sumarle que la deuda del Banco Central es imparable y podría generarle un déficit cuasifical de 5,0% del PBI. Las soluciones no están para una coyuntura internacional difícil de surfear. 

Conclusión

Dado el contexto internacional y local, no hay forma de que en el año 2023 nos libremos de un escenario de inflación de tres dígitos, una suba del tipo de cambio mayorista de igual magnitud, y una brecha cambiaría por encima del 100%. La calma de estos días en el tipo de cambio, es la calma que precede a las altas volatilidades.

Por Salvador Di Stefano | Analista Económico y Director de AgroEducación

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