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Tres conversaciones ¿difíciles? en tu empresa familiar

Por Mónica Ortonali

¿Sabías que el 70% de las empresas familiares desaparece en la primera generación y sólo alrededor del 5% llega a los nietos? ¿De QUÉ hay que hablar para lograr empresas exitosas , saludables y trascendentes, como la familia que la conforma? Te revelo 3 conversaciones claves que es vital tomar coraje y poner primera. Vamos, te acompaño a hacerlas fáciles

1.Conversar de la sucesión

Los porcentajes que te compartí al inicio, nos dicen muy claramente que la mayor causa de mortalidad de las empresas familiares habitan en su propio creador. La sucesión a la segunda generación, es uno de los problemas más difíciles que afectan a su supervivencia.

En las empresas familiares agropecuarias, la problemática se agudiza por la subdivisión de los establecimientos, que hace inviable desarrollar la actividad desde el punto de vista económico, y terminan vendiendo o subarrendando. Sin embargo, los invito a que puedan potenciarse desde las fortalezas y conomientos de los integrantes para poder explorar nuevos negocios y agregar valor.

Como caso testigo de que es posible, te dejo al pie el link de la historia de Las Chilcas en una entrevista en Agrositio que Ricardo Bindi le realizó a uno de sus directores Mario Aguilar Benitez, en la que podés inspirarte. Una historia rica desde lo humano, lo productivo y lo ambiental, con agregado de valor y economía circular. Sustentabilidad familiar y empresaria por donde se la mire.

Buenas relaciones derivan en mejores resultados. Lo «no numérico», determina «lo numérico».

Soy una convencida que entramar a las generaciones, aprovechando sus potencialidades y dejarse acompañar por profesionales no familiares que potencien, es el camino.

Sin embargo nuestro cerebro nos hace una trampa , somos humanos. ¿Quién quiere hablar cómo va a continuar la empresa cuando ya no esté? ¿Quién me sucederá en el mando de la empresa?

Como creador de tu empresa, te invito a que comiences a pensarlo, escucharte y conversarlo con tu familia, personal directivo, o profesionales especializados, en cómo preparar la transición y tomar acciones.

Abrazar primero y pasar la posta, es un proceso, que requiere de momentos de respirar y caminar juntos el negocio, para luego trasmitir el poder y llegar a acuerdos coloridos, que no se expresen en blanco o negro, y que huelan a mates compartidos bien cebados. El fundador, conoce los valores y aspectos del negocio sobre los cuales puede seguir inspirando, desde otro lugar, con menores esfuerzos, aunque brindando «ése» ADN que vitalice, sin invadir. La sangre joven trae el entusiasmo y las nuevas ideas para potenciar el futuro.

«Si desean jugar por un partido que los trascienda, desde la elección y acuerdo de los integrantes, podrán construir una empresa saludable, que se desarrolle, junto a la familia que la conforma»

Cuando ya podés divisar con claridad, que nadie de la familia, va a continuar con la actividad, por ejemplo hermanos contratistas donde ninguno de sus hijos quieren seguir con la empresa, es necesario iniciar un proceso planificado de des-inversión y disolución, o re-inversión en nuevos negocios, sin que se viva como un «sacrilegio», sino como una forma inteligente de revitalizar la trascendencia del bienestar familiar.

Poné primera, prepara el mate, reuní a tu familia y… HABLEMOS DE LA SUCESIÓN

2. Conversar sobre los roles

En las empresas de familia confluyen tres sistemas de personas interesadas que se relacionan entre sí:

  1. Propietarios
  2. Quienes trabajan / Ocupan / Gerencian
  3. Miembros familia

Estos 3 grupos de intereses diferentes, generan otras 4 combinaciones posibles donde se entrelazan

  • El propietario, que trabaja y es familiar
  • Familiar que trabaja, aunque no es propietario (un hijo)
  • Familiar que es propietario pero no trabaja (por ejemplo la esposa)
  • Un propietario, que trabaja, aunque no es familiar (por ejemplo un socio)

Es importante respetar, las decisiones de familiares que no quieren participar en la empresa, ni trabajando, ni como propietarios, y se retiran.

Debería ser vivido, como una bendición, que permite la libertad de sus integrantes y es la manera de lograr sostenibilidad y bienestar en la empresa, en la mesa de los domingos y las fiestas de fin de año.

Te invito a que ubiques en estas 7 áreas, los nombres de tu familia y otros miembros del equipo de la empresa familiar, y te formules algunas preguntas:

  • ¿Son aptos para la función que desempeñan? ¿Si no fuera familiar tendría ese puesto?
  • ¿Mi familiar está entusiasmado de trabajar en la empresa? ¿Le pregunté alguna vez cómo se siente?
  • ¿Le permito desplegar su potencial? ¿Le estoy generando el espacio para que se vaya «fogueando»?
  • ¿Conversé sobre cuáles son sus funciones y qué esperamos?
  • ¿Manifesté cómo me siento y qué quiero?
  • ¿La empresa está al servicio de la familia? ¿O la familia al servicio de la empresa?
  • ¿Qué podemos hacer diferente para lograr una empresa creativa y saludable?

Estas preguntas, te llevarán a respuestas, que te permitirán expresar: REVISEMOS NUESTROS ROLES.

3. Conversar sobre retribuciones

El ejercicio anterior te llevará a un pasó aún más osado. Revisar las retribuciones que cada miembro percibe por dichos roles.

Necesitarás dosis adicionales de objetividad, para diferenciar:

  • Remuneración acorde al trabajo (independientemente si es o no familiar)
  • Participación en los resultados acorde al capital.

Además, se sugiere seguir una política de ahorro para contingencias, inversiones o innovación, previo al reparto de ganancias a los efectos de mantener la empresa con vitalidad hacia el futuro.

Es muy sanador realizar esta revisión, y llevar a la práctica esta diferenciación.

«Las remuneraciones, deben ser acordes a la función, y los dividendos, a la participación».

Son comunes, 3 errores y te pido prestes atención en donde te ubicás:

  1. Se “subvalúa” la remuneración al trabajo, total… “¡después le queda!”
  2. Se “sobrevalúa” porque es familiar y además.. “¡lo necesita!”.
  3. Se «aplica la misma vara»:Todos los familiares de igual generación deben recibir lo mismo.

Si cuando, lo estás leyendo te das cuenta que “estás metiendo la pata” o “algo” te queda dando vueltas en ele stómago es hora que pongas primera y expreses: CONVERSEMOS SOBRE NUESTRAS RETRIBUCIONES.

Finalmente en cada decisión te preguntes ¿Para quién es saludable?

Hay anécdotas de sobra, donde se realizan inversiones innecesarias y poco rentables, para crearle un puesto, ubicación o actividad a un miembro de la familia. Ante cada situación sincerarse, poner en la balanza ¿A quién beneficiás con esta decisión?¿Cómo afecta a la empresa? ¿Cómo a la familia?

A la inversa, realizan «ésa» inversión clave y pretenden “forzar” a un miembro de la familia para que se haga cargo ¿A quién beneficiás y a quién perjudicás con esa decisión? ¿Y si te apoyaras a en otra persona de tu confianza que realmente quiera, sienta y desee?

¿Quienes están siendo en sus decisiones? ¿A quién priorizan?

TE SALUDO

Empresas de familia, tan apasionante y ambivalente como el ser argentino.

Como coach, me motivó compartir 3 conversaciones, «que se esquivan», aunque vitales, si tu objetivo es desafiar las estadísticas, y que tu empresa y tu familia, puedan desarrollarse en forma sostenible y saludable:

  1. SUCESIÓN
  2. ROLES
  3. RETRIBUCIONES

Lo “no dicho” se estanca, lo que se estanca, se “pudre”, y sabemos el final.

Mejor decir, saber decir y hoy es el día

¿Identificaste qué conversaciones claves les están faltando como empresa de familia? ¿Te resulta difícil o te bloqueás?

Los coaches profesionales estamos para acompañar a las personas, equipos y empresas a mantener conversaciones productivas, para que puedan llegar al lugar que se proponen. Si así lo elegís podés contactarme en los datos al pie.

Me despido con la frase del MCP A. Marchesán:

UN FUTURO DIFERENTE ESTÁ A UNA CONVERSACIÓN DE DISTANCIA.

¡Hasta el próximo viernes «para pensar»! ¡Viernes para RE-PENSAR: ¿QUÉ DEBO DECIR? ¿QUÉ NO ESTOY DICIENDO? ¿PARA QUÉ NO LO DIGO? ¿QUÉ ES LO PEOR QUE PODRÍA PASAR? ¿CÓMO ME SENTIRÍA SI LO DIJERA?…Sí, sí, ya paro…(¡los coaches somos preguntones!)


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